Dicen los expertos que el revisar las redes, produce unos bioquímicos especiales en nuestro cerebro y que por esa razón se hace casi que una adicción el estar consultándolas en muchos momentos de nuestros días.
Sin embargo, lo que las redes sociales nos aportarían en algunas ocasiones son momentos de liberación de estrés y podría decirse que de escape de este mundo que en algunas ocasiones puede parecernos duro y salvaje, a un mundo que se nos antoja amable, divertido y ameno. Aunque en otras también puede representar motivo de frustración, inseguridad e incluso envidia.
En últimas, las personas que se encuentran a nuestro alrededor son con quienes podemos entablar una conexión mucho más cercana, de humano a humano, desde:
Un contacto visual, mirando las expresiones del otro frente a frente.
Desde un contacto auditivo, expresando lo que guardamos en nuestro interior y escuchando de manera receptiva lo que el otro tiene para decirnos.
Y por supuesto que no podía faltar el contacto kinestésico, de piel a piel, de mejilla a mejilla, de mano a mano, de abrazo a abrazo.
Estas maneras de ponernos en contacto nos nutren de diversas formas, nos capacitan para relacionarnos, para expresarnos, reconociéndome y reconociendo al otro, en su sentir, en su expresión propia y personal.
Nos brinda entrenamiento en las relaciones, para sentirnos cada vez más seguros, más tranquilos y armoniosos. Nos capacita para aprender de nosotros mismos y de los demás.
Escrito por: Jeannette Romero

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